lunes, 7 de marzo de 2011

BAJO LA LUNA


Inspirada por el recuerdo de algunos de sus amantes se dirigió al balcón donde la enorme luna llena daba una luz blanca deliciosa poderosa y mística al mismo tiempo, dejó caer su cuerpo sobre su cama dejando que esa misma luz brillara sobre su suave piel blanca, usándola como un rito, porque no puede negar su suerte siempre tuvo a los hombres que deseó y los dejó tan libres como ella misma era, como ella anhelaba que fuese el mundo, sin convencionalismos, sin prejuicios.

Allí estaba sola meditando y disfrutando de este trance, el aroma a incienso cooperaba con ese ambiente que decidió regalarse, recordó a ese chico joven que le enseñó a relajarse a disfrutar del momento, esa dulzura inmensa que él le regalaba cuando solo eran ellos en su departamento.

También recuerda los locuras que hizo con quien ahora la acompaña, ese amigo algo mayor que cuando estaba algo pasado de copas se acordaba de llamarla, porque tal vez era la única manera que reunía el valor suficiente para dar rienda suelta a sus deseos reprimidos.

Uno de sus ángeles fue un hombre grande pero con un corazón enorme que hizo crisis tras el rompimiento de su anterior relación y que contó con ella como cómplice y hombro en quien apoyarse cuando las fuerzas flaqueaban.

Cómo olvidar los intentos fallidos por recuperar su primer matrimonio sacrificando su libertad por la paz de sus hijos, concluía sintiéndose pésimo porque no era capaz siquiera de darle un beso a ese hombre, tampoco lo dejaba tocar sus pechos… Era una señal inequívoca que le daba su cuerpo y su alma de lo que hacía no estaba bien y que además le hacía daño a él porque en ese momento trataba de recuperarla.
Los años han pasado y algunos de ellos aún mantienen el contacto con ella, porque a pesar de haber tenido alguna historia, lo más importante era esa amistad incondicional que ella les daba ellos tenían claro que cada vez que la necesitaran ella estaría ahí apoyando queriéndolos a todos, pero más a la libertad que conquistó.

Ahora a sus 50 disfruta de este baño de luna del aroma a incienso con la absoluta sensación de estar en su lugar en el mundo, casi quedándose dormida recordando, siente sonidos de llaves en la puerta y se queda quieta inmersa en ese silencio…
El entra despacio mirándola iluminada bajo esa luz se acerca la abraza desnuda, ella se deja besar y suavemente se incorpora tocándolo sintiendo su aroma, ese hombre que la iluminaba más que la luna, solo con mirarla.
Todo instinto un hombre entero sin miedos fuerte como ella, poderoso como para hacer explotar cada una de sus células y traerla a la vida una y otra vez decide desnudarlo acariciar esa espalda ancha sus brazos firmes, el se entrega ella ataca lo hace girar presenta sus pechos frente a sus rostro y el juega como la primera vez.

Ella besa sus manos donde una argolla igual a la suya se inunda de luna, porque ahora son uno.
Contra todos los pronósticos, contra la misma libertad de la que gozaban les impedía, precisamente, estar donde se reconocen ahora juntos amándose bellos y únicos libres de haberse elegido como compañeros de camino solo hasta que el destino diga otra cosa.

Mientras ellos disfrutan cada roce cada mirada su aroma y ese calor intenso que consiguen cuando dejan hablar a la piel, porque a pesar de las vueltas que dieron sus vidas, la piel no los engañó…

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