domingo, 17 de junio de 2012

PAPÁ



Una vez mas me siento a escribir,  las palabras se agolpan y los recuerdos fluyen...
Ha pasado ya mucho tiempo y no me gusta recordar tu despedida, prefiero los momentos mejores,
cuando las ideas eran brillantes y las risas sonaban en torno a la mesa cuando molestabas a los niños.
Porque no aspirabas a ser un ejemplo intachable, sino a ser, con tus mañas con tu sabiduría esa que da la experiencia de vida.


Creo ahora que fuiste inmenso, pero no de esa manera que veo a muchos otros padres, algunos se escudan en su educación, su color político, otros en su religión, algunos en los deportes. No digo que eso sea malo, solo que agradezco que la libertad de pensamiento fuera lo importante y lo principal.
Tus consejos que no eran sobre tu vida, sino como veías que se podía mejorar la mía siempre con un abrazo y un beso. 
Con esa sonrisa luminosa.
Cuantas veces nos sentábamos a ver tele a comentar  programas, a leer los diarios, ahora ya no compro de papel sino leo los electrónicos.
Ahora pienso que un excelente regalo si estuvieras, sería un tablet, podrías llevarlo al baño todas las mañanas para hacer caca.
Me acuerdo de las minas piluchas de "La Cuarta" y de como gozabas leyendo las frases ácidas de "The Clinic" a veces se te salían las lágrimas de tanto reír.


Otra cosa que también hago es hacer lo ruidos de las cosas a medida que voy explicando algo, obvio que ti te salía mejor.


Son tantos detalles...


Los asados en el quincho, tu gusto por las plantitas, las patillitas brotadas y el gomero que me trajiste (que está enorme en el estacionamiento) tengo tus cuadros, fotos y recuerdos que van donde voy porque esto es solo una separación momentánea, me enseñaste a no creer en el cielo, ni en las religiones  que solo asustan y aplastan al ser humano, que es más lógica una filosofía honesta y prudente, porque la vida es corta y hay que ser real honesto y consecuente.


Que solo los hijos son para siempre...


Aprendí a llenar mis espacios con colores sin miedo, a desarrollar el buen instinto, a ser y estar donde uno tiene el corazón, y acá estoy otra vez escribiendo.


A veces sueño que tocas mi timbre como tantas veces lo hiciste.
Pero solo en mis sueños sucede y me viene esta nostalgia enorme de tu cercanía.


La vida es así, no digo que sea justa tu partida, así como aún me duele el último abrazo que quedó pendiente, que las lágrimas salen y ya no las escondo, porque tengo la certeza que me quisiste mucho, que fui tu niña grande y tus nietos son felices, estarías tan orgulloso de verlos tan grandes ya son hombres y el tiempo vuela...


Te perdiste tantas cosas, detalles del día a día que te contaba por teléfono, así acortábamos la distancia porque estábamos juntos, debe ser por eso que ahora le perdí el encanto a llamar, porque no estás al otro lado de la línea...


Ahora me sobra saldo... Pero me falta tu voz ...


Te sigo extrañando.
Te sigo queriendo...



1 comentario:

  1. Mis padres me prometieron, cuando era pequeño, que jamás se morirían. Espero que cumplan esa promesa

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