viernes, 22 de enero de 2010

AGONÍA...

Es un momento por el que muchos pasamos, pero que pocos vivimos intensamente.
No solo de alegría se vive, quizas la alegría solo sean momentos,
cortos pero inolvidables.


Definitivamente estaba entrando a ese lugar oscuro que ya conocía,
otra vez, son ciclos se repetía para aminorar la carga,
pero la presión que sentía en su pecho era la señal de advertencia,
esa luz amarilla, esa alarma que resonaba en su cabeza.


-¿Cómo parar?- Imposible mucho que hacer y poco tiempo.

-¿Que pasará ahora?- No hay respuestas.


Lo unico le que queda es una esperanza, pero analizando con frialdad,
puede ser una ilusión y ella es muy racional.
quiere llorar y las lágrimas no salen, le duele el estómago a todo momento,
solo quiere dormir y tampoco lo consigue.



Levantarse, una tortura, ducharse una batalla,
salir a la calle una guerra, imposible seguir este ritmo,
la presión la siente hasta en los huesos,si grita nadie la oirá.

Ahora su visión es sombría, el cambio no tiene vuelta,

sostuvo una situación por el bien de los demás y la que se hizo daño fue ella...
se cansó de ser fuerte, son muchos años, necesita un respiro,
alguien que le dé un hombro para descansar, un abrazo verdadero.

Tal vez ahora ella comprenda que no necesita de nadie,
que muchas de las respuestas están dentro de su alma,
y es eso lo que debe oir, sin gritos, sin dolor,
una tarea que le puede llevar la vida entera.

Nadie puede obrar un milagro, sin voluntad,
eso era lo que debía hacer, levantarse, dejar de compadecerse,
y mover ese motor que tenía apagado,
su propio amor por la vida, algo que la cambie desde sus células.

Dejar de cuidar a los demás y cuidarse ella misma,
han sido años de entrega, y le pasaron la factura,
ahora abre los ojos a una nueva realidad,
ser ella no importando lo que los demas opinen.

Dejar una huella que nadie borrará, sus escritos nunca morirán.

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