INFANCIA...

La niñez duró menos de lo que hubiese querido, fui feliz, tuve amor, un padre artista una madre y abuelos italianos…

Los fines de semana eran una fiesta para los sentidos, en la cocina mamá y mi nonna preparaban pasta al huevo, todo fresco a mano y la salsa desde muy temprano… El aroma a tomate, orégano y amor impregnaban la casa , mientras papá y mi nonno descorchaban una botella de vino y rayaban un buen queso parmesano, son imágenes sabores y aromas que están grabados a fuego en mi alma , todo en Italiano como si no estuviésemos en Chile, éramos distintos y nos enorgullecía serlo…

Otras de las cosas que atesoro y agradezco fue el hecho de ser mujer y no criada como princesa…

Papá tuvo varias parcelas y desde niña me dejó trepar a los arboles, perseguir animales correr y saltar sin miedo, ensuciarme y lo que más adoré fue aprender a montar a caballo, a los 4 años papá me hizo subir a uno a jamás tener miedo, que el animal sintiera mi seguridad mi respeto y mi cariño, no fueron pocas las caídas, pero siempre me hizo subir nuevamente, no mostrar debilidad, fue así que los caballos me aceptaron y yo me enamoré de ellos…

Sentir la lluvia en mi rostro hoy, mojar mi cabello largo con la lluvia, sentir el viento y el frio colarse por mi ropa en un temporal, disfrutar de los truenos y relámpagos, para luego desnudarme frente al fuego de la chimenea cuando el invierno es mas inclemente, son cosas que me unen a esa naturaleza de la infancia y la sensibilidad de mujer que puedo experimentar sin ninguna vergüenza ahora…

La infancia se interrumpió con la separación de mis padres cuando solo tenía 10 años…

Pero todo lo que ocurrió antes me llena el alma y es parte importante de mi esencia…

Soy yo y soy feliz