Ya varios otoños han pasado muchas, noches de frío en el invierno, primaveras floridas, y veranos llenos de colores y sol…
Sólo es tiempo, pero golpea, nos hace construir barreras donde nos sentimos cómodos, aunque esa sensación es superficial, llegamos a casas vacías aunque estén llenas de gente y ruidos, algunos simplemente llegan a dormir y reponerse para continuar en una rutina que también agota.
Una imagen nos sigue, la propia frente al espejo cuando despertamos, no es posible mentir frente a ese reflejo, el tiempo inexorablemente va dejando huellas, esas marcas nos acompañan y forman parte de lo que somos.
Seguimos dando pasos de ciegos por el mundo, hasta que a veces hacemos contacto con otra persona que está en una situación similar, es ahí donde la mente comienza a divagar sobre los pasos que dimos para que este encuentro sucediera, las vivencias que podemos compartir y como somos falibles viene la sombra del miedo agarrándonos la espalda, frenando algunas sensaciones que tenemos dentro…
¿Por qué?
¿Qué más vamos a perder?
¿Cuándo saldremos del círculo del miedo y bajaremos la guardia para que los sentimientos vuelvan a aflorar?
¿Cuándo dejaremos que un beso, nos vuelva a hacer suspirar?
¿Cuándo querremos más que un beso?
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