domingo, 12 de septiembre de 2010

MIS HIJOS

Después de dos largos años en los que pensé que mi vida era un desastre, porque decidí romper las cadenas de un matrimonio que me ahogaba, hasta el punto de casi morir de tristeza de mi misma y de mi alma que no tenía norte, de no haber sido más inteligente para poder preveer este destino...

Puedo decir a ciencia cierta que no estaba preparada para ver otra vez maletas en mi living... Una maletas que no van a ninguna parte, unas maletas que pesan toda una vida la que he vivido, y que molesta no por lo que fue, sino por el contrario, por lo que jamás será.
Las maletas de un hombre que no es ni la sombra de lo que pudo ser y que derrotado vuelve a casa pidiendo un rincón mientras su camino se recompone...

¿Qué diablos pasó?
¿En qué me equivoque tanto? o sencillamente
¿Tenía que ser así?
¿Dónde están las respuestas que pido?
¿Si Dios existe porqué no me escucha?

Que queda tras esta debacle, dos hijos hermosos los únicos que tendré, los únicos que tuve y que amo desde lo mas profundo, solo eso quedó despues de años o tal vez eso era lo planificado o aquel destino escrito por alguien que mueve los hilos del destino.

Mis hijos, creaturas bellas dulces inteligentes y cariñosas... No quiero que salgan mas dolidos de lo que ya están, es triste verlos llorar por lo que no será, tener nostalgia de tiempos que solo están en sus recuerdos que no son los mios y que sin embargo me llenan de dolor. Hay imágenes, fotografías y solo eso cosas que el tiempo va borrando y que es preferible enterrar para no seguir dañando sus vidas, porque la realidad ahora es muy diferente, porque cuando muere el amor muere todo lo que lo rodeaba, los colores que llenaban el pasado se apagan, las risas en aquellas fotos los hacen llorar y eso me sigue matando.

Y si ya estoy vacía, debo seguir acá, recomponerme y tomarlos de la mano para continuar su educación aunque esté sola, si bien entre una gran multidud siempre estamos solos, pero algunos nos damos cuenta.

Me conformé con una vida tranquila y vendí mi alma a ese sistema, que terminó cobrandome la cuenta mas alta anular mi sentir por hacer de la vida de otros mas segura.

Ahora pago el precio de essa cobardía, porque me di cuenta hace mucho y no terminé con eso cuando debí, no fueron pocos los que me advirtieron, desde mi madre hasta mi padre antes de morir, da rabia admitir que no se equivocaron que la errada era yo y que aunque los escuché hice oidos sordos.

Ahora que la torre cae y que solo quedan pedazos hay que hacer lo debido, separar aguas abrir caminos no hay punto de retorno para lo que fue y no será.

Solo quedan mis hijos y yo, mi madre que me acompaña, el fantasma de un padre que me hace mas falta que nunca, una casa que ya no reconozco como mía.

No sé que será de mi vida, solo tengo claro que amo lo que queda...

Qué mi trabajo es terminar de criar lo único puro que tengo, lo único bueno que hice y que mas temprano que tarde, también habrá maletas que anuncien sus partidas al mundo a la vida que los espera cuando sea su tiempo de volar lejos de su madre que los ama como nadie en este mundo.


¿Por qué la inocencia dura tan poco?

Necesito respuestas.
Ya no creo en milagros.

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