lunes, 16 de noviembre de 2009

DESCONTROL

Dicen que la razón no entiende lo que el corazón decide...

Este quizás sea el caso.

Ella nunca buscó amor, siempre amo su libertad por sobretodo, tanto así que muchas veces estuvo sola, cuidando de su trabajo y viviendo bien, tuvo sus aventuras, pero nunca hicieron cambiar el rumbo de su vida.

Hombres elegantes e inteligentes, se podría decir que tuvo suerte, nunca tuvo malas experiencias, muy por el contrario, siempre ella manejaba a su antojo a quien estaba de turno, sabía darles lo que ellos buscaban, nunca tuvo problemas con ello, los amó a su manera a cada uno, fueron felices, pero ella nunca quizo comprometerse.

Su padre nunca fue un santo, ella sabía porque había aprendido, que no había que confiar demasiado.

Tenía cinco hermanos a quienes adoraba, muchos sobrinos y sobrinas que la hacían muy feliz, era una dulzura con toda su familia.

Continuaba su vida trabajando y saliendo con caballeros muy interesantes, todos muy diferentes entre si, tanto en físico, como en los trabajos que tenían.

Hasta que se encontro con uno diferente, uno que deseaba, uno que era hombre completamente, con una carácter tan duro como el de ella, al que no podía controlar, por mas que lo deseara, uno que iba y venía de su vida como mejor le parecía.

Muchas veces lo maldijo, muchas veces lloró por el, muchas veces se propuso no pensar en el, sin embargo, entre tantos hombres que le ofrecían, lo que ella aceptaba, sólo por corto tiempo, la imagen de el no se borraba de su mente, se autoconvenció que era un capricho y se acostumbró a verlo casi nunca...

Casi, porque cuando se veían, parecía que el universo solo se iba a mover cuando ellos lo decidieran, desde verlo y besarlo hasta entregarle su alma en una abrazo, no le importaba nada cuando estaba con el, si lo vería de nuevo o nunca mas.

Solo verlo o escucharlo le bastaba para ser feliz por meses, aunque otro caballero la acompañara.

Era una relación extraña, pero de un modo u otro sabían que podían contar con encontrarse en algún momento.

Cada vez era mas fuerte el deseo de verlo, de tocarlo de ser suya de perderse en sus brazos hermosos, de escuchar su corazón después de que hacían el amor recostada sobre su pecho, su olor, sus manos suaves, su manera de hablar, su sonrisa, como pronunciaba su nombre cuando la amaba, como sus ojos brillaban al mirala, era lo que ella quería, pero nunca se lo dijo, se conformaba con verlo cada vez menos...

Muchas veces ella pensaba que era un fantasma, algo que su imaginación había creado, pero lo llamaba y el respondía el teléfono, no era una alucinación, el existía.

Hasta que su espíritu rebelde no la dejó continuar, lo llamó, el por supuesto llegó, los desvistio sin dejar de besarlo, el se dejaba querer y la animaba a seguir solo sonriendo, ella solo quería sentir el sabor de su boca, su olor, su pecho, su calor, sus manos recorriendola y el inmenso placer que el le regalaba, el hacía todo lo que ella pedía eran muy potentes sus encuentros, el resistía y ella entregaba, después el entregaba y ella recibía.

Sus bocas eran insaciables, no paraban de besarse y cada vez el calor era mas difícil de soportar, mas que sexo, era una batalla, pero se amaban así violentamente, eran iguales, no se daban por vencidos eran poderosos juntos y eso era los que los enloquecía, el arremetía duro entre sus piernas y ella lo ahogaba entre sus pechos, se mordían se arañaban, se hacían daño muchas veces, pero les daba placer, hacían locuras uno contra el otro no dejaban de sorprenderse, ella lo torturaba diciendole que después vería a alguien mas, el le decía que los conocía a todos, pero que siempre había un lugar especial para el, ella odiaba oir eso, el tenía razón.

Enloquecían dandose gustos... Cada batalla les dejaba heridas en la piel y el alma.

Ella no pudo mas, tras el último encuentro...

Busco un arma que su padre le regaló, pensó en ese amor que la enloquecía...

Le pidió perdón a la vida y disparó sin temblar contra su cabeza, muriendo de inmediato.

Jamás le dijo te amo, el tampoco, a pesar de lo que les ocurría...

El cuando se enteró, se dirigió a la playa y mirando el mar que ella adoraba tanto...

Sacó un arma e hizo lo suyo...

11 comentarios:

  1. Amiga, pasional pero trágico desenlace, usas una narrativa que es seductora, me gusta la forma en que escribes, lo descriptiva de la sensualidad de los amantes....
    Triste término pero intensa la pasión que compartían....
    Saludos mi amiga chilena :)

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  2. La pasiòn a veces se descontrola y se abraza con la muerte, como en este cuento.
    Cuantas historias no han terminado asì, y no comprendemos las razones de ese fin. Talvez porque el amor no conoce razones.
    Me gustò mucho, como todos ;). Es una visiòn que faltaba ver por escrito.
    Muchos saludos ;)

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  3. Me gustò. Uno casi nunca piensa en la pasiòn cuando se abraza con la muerte, y ve la fachada del "crimen pasional", y tal vez no sea màs que la sublimaciòn del amor hasta autodestruirse.
    Me gustò, igual que todos.
    Saludos desde aca para allà ;)

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  4. En general, no soy muy amiga de la literatura erótica, ni de los blogs. Me gustó tu autenticidad y la fuerza de tus palabras. Admiro eso. Te felicito!

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  5. Fuerte relato, que quieres que te diga. Para mi el amor no debe ser autodestructivo, y cuando lo es, es porque dejaste completamente de lado la razón.
    Saludos

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  6. fuerte relato.
    te seguiré leyendo y disfrutando de tus letras.

    cariños

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  7. Te comenté por twitter que esta entrega tuya tiene un parecido con el libro de Milan Kundera "La insoportable levedad del ser", una historia enredada y trágico final con personajes atados a otros de muy mala manera. Vidas con una carga pesada

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  8. Me encanta, preciosa... Pero morir o matar de amor no es una opción... pudiendo cruzar el atlántico...

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  9. interesante, independiente del relato... eso es efectivamente descontrol. Cuando el amor se vuelve en contra de los amantes, sería legítimo preguntarse por su autenticidad... a veces se confunde con enamoramiento, o peor, con apego y posesión.

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