martes, 3 de agosto de 2010

CAYENDO LENTAMENTE

El vicio del que se pensaba librada, volvió a su piel para atormentarla.
Era otra vez el y ella se sentía como una adicta...

¿Qué era lo que el proyectaba?
¿Qué la hacía caer otra vez después de las mas de mil veces que lo repudió?

Estaba tranquila caminando como era su costumbre, con los oídos llenos de música entre la gente que caminaba sin amabilidad, en esa tarde cuando el frio era manifiesto, no daba crédito a los que sus ojos veían era él después de tanto tiempo, mas de un año sin noticias, sin siquiera una llamada dando luces de vida, tal vez era eso lo que la tenía tranquila, era esa falsa sensación de paz que se venía abajo mientras avanzaba sin detenerse, no podía dar un paso atrás , él inmóvil la miraba y sonreía.

Una sensación de placer recorría su espalda, mientras se agolpaban en su mente imágenes de el desnudo sobre ella, esas tardes cuando el tiempo se detenía, las caricias llenaban sus sentidos los sabores y los aromas se adueñaban de su alma... Ahora solo eran recuerdos amargos tras el silencio autoimpuesto, por el bien mutuo.

Un año se saludaron y ese magnetismo volvió por un momento cuando el la abrazó, ella se sintió traspasaba como si sus huesos no existieran, pero disimuló.

Volvió a odiar esa sonrisa, se despidió y siguió avanzando por esa vereda que le parecía totalmente surreal, donde el concreto se hacía agua bajo sus pies y volvía a sentir repulsión por ese sentimiento que debió morir y que la atormentaba.

Una vida nueva llena de trabajo y amistades nuevas, un año con proyectos tangibles, y colores diferentes, un año que se detuvo unos minutos mientras se cruzaron en esa vereda se abrazaron y después cada uno siguió su rumbo.

Caminó erguida como si nada le importase, sabiendo que en realidad ese abrazo le había vuelto a destrozar desde lo más profundo...

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