jueves, 2 de diciembre de 2010

SORPRESAS POSITIVAS

Tras dar miles de tumbos decidió cerrar sus apuestas en los servicios electrónicos para buscar un “alma gemela” no porque le hubiesen faltado invitaciones, sino porque sentía que debía estar siempre a la defensiva, había definido patrones de conducta muy objetivos para conocer a quienes estaban al otro lado de la pantalla y eso la tenía algo cansada.

Por ejemplo: si le entusiasmaba alguien, tras llevar un tiempo en la seguridad de chat, daba un paso para salir de la virtualidad, se citaba con el caballero de turno en un lugar público bien iluminado con accesos y salidas demarcadas y donde la locomoción de vuelta a su casa no fuese un problema, por si debía salir de prisa o si sencillamente no había química. Siempre su celular a mano por si debía pedir auxilio a carabineros o algún amigo cercano al lugar de la cita que pudiera asistirla en algún momento incómodo.
Tuvo suerte sabía observar a las personas un café bastaba para saber si volvería a ver al caballero o si la retirada era inminente, obviamente terminando el encuentro con la mayor educación del mundo.
No había necesidad de ser cruel la química no se daba, es algo tan particular que cuando no está, no hay que insistir.

También pudo conocer personas que ahora son excelentes amigos y agradece el hecho de haber dado el paso para conocerlos.

La vida le daba otra vez una sorpresa…
Se había dedicado a su trabajo y como el destino es extraño, se encontró en un mall con un amigo muy querido de hace ya varios años, con el las reglas que usaba con los hombres de las redes no servían, porque eran amigos, cada uno conocía la historia del otro, no había que tratar de adivinar si era alguien que mentía, porque sabía todo acerca de él.
Había confianza ese relajo que solo el tiempo, las historias comunes, los lugares antes recorridos dan.

Quedaron de un día verse con más tiempo para conversar con tiempo, porque llenos de ruido y gente extraña no podrían conversar tranquilos.

Pasaron algunas semanas y su celular sonó, era su amigo que la invitaba a dar una vuelta para ponerse al día de los últimos acontecimientos de la vida de cada cual, por supuesto ella aceptó, no había secretos ni nada que temer.
El siempre fue un caballero, nunca fue de otra manera.
Comenzaron a hablar y ella lo escuchaba mirándolo con una atención que jamás le prestó el se veía tan bien como al menos 6 años atrás, no era un niño, ella tampoco, el tiempo voló y lo que empezó como una salida de amigos terminó en un beso largo.
Las hormonas trabajaron a la velocidad de la luz y él le preguntó con toda naturalidad si ella quería verlo otra vez, ella sin pensar le dijo que sí, que esperaría su llamado.

El llamado siguiente la puso nerviosa desde el momento que perdió de vista ese auto, ya había aceptado salir y se sentía como adolescente otra vez, además de lo sorprendida por ver a su amigo como un hombre guapo e interesante, los recuerdos e imágenes que tenía guardadas de él las veía nítidas en su mente, como si no hubiese pasado un día desde los años que compartieron.
Se dedicó a pensar en él, como llamándolo con la mente hasta que el teléfono volvió a sonar un día muy temprano, primero se asustó por la hora, pero respondió, ella estaba de vacaciones, era verano, el día era hermoso, el se había hecho de medio día libre y quería verla, ella aceptó voló a la ducha se arregló el cabello usó algo de maquillaje y perfume, el llegó puntual.
No había mucho que decir, querían estar juntos y probar lo que podían lograr, era una locura linda y definitivamente no había nada que perder.

Ella ni en los sueños más locos se hubiera imaginado desnuda en sus brazos, en esos años que eran amigos, pero ahora la realidad era otra y dejó que la naturaleza dictara sus movimientos, fue algo placentero, tranquilo, dulce y muy agradable, el destino juega a los dados con las personas.

No hay ataduras, estrategias ni ideas preconcebidas, probablemente ha sido lo mejor que les había sucedido, tras varias historias tristes, tras quiebres dolorosos, con mucho en común y nada de qué preocuparse.

El trabajo los volvió a distanciar pero el teléfono los mantenía cerca, volvieron a encontrarse y esta vez no había aprehensiones, se entregaron con fuerza, con ganas, llenos de energía para dejarse llevar para que todo fuera calor, pasión y deseo de disfrutarse mutuamente.
Después de dar vueltas encontró a alguien tan fuerte como ella, independiente, pero con la capacidad de darse un tiempo para compartir su piel, sus sentidos y la vitalidad que creían perdida.

No hay apuestas, no hay proyectos, tampoco presiones.
El teléfono suena y ellos siguen aprovechando esto, que tras tanto tiempo vino a presentarse para regalarles algo de alegría mientras la vida pasa…

2 comentarios:

  1. Historia con la recién leída dan cuenta que la vida tiende a jugar con nosotros, no nos damos cuenta por más que tratamos y pareciera la suerte echada, solamente queda disfrutar de ella

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  2. La vida nos entrega instantes maravillosos donde las tácticas ni las estrategias no valen frente a un alma conocida, es ahí donde uno se siente como siempre quiso: seguro, tranquilo y muy feliz.

    Me identifico con esa "conexión telefónica". Estoy viviendo lo mismo (no con una amiga de toda la vida) ese grado de independencia me gusta y la disfruto pero s genera esas ganas de dedicar todo un día o una noche para compartir con quien deseas disfrutar parte de tu vida.

    Saludos!!!

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