SIMPLEMENTE VAN...

Ahí van mientras el tibio sol de invierno ilumina sus rostros, tratando de en pocas palabras hacer un recuento de cada una de sus vidas, los kilómetros avanzan mientras el nerviosismo se aquieta, el paisaje del campo a pesar de frio del ambiente los anima a conversar sin trabas, sobre las cosas que más les preocupan, sus hijos sus padres, sus historias y sus trabajos.

Es que hay tantas cosas comunes que les hicieron daño, sentimientos que conocen bien. Deciden cambiar de rumbo a la cuidad donde hay más gente y buscar otro rincón para compartir un momento agradable. El camino se hace corto y agradable.
Un salón de té les brindó abrigo en esa tarde de frio invernal, compartieron sonrisas, halagos y miradas.
Les gusta caminar mientras la cuidad comienza a pintarse de colores nocturnos, gente animada en las calles que recorren.
Cuando se es adulto es más difícil y extraño sentirse adolescente, pero sucede, el camino que han recorrido hasta poder encontrarse en el mismo momento y lugar no es común para ninguno de los dos la manera de hacer contacto para ellos es quizás la más extraña, pero está claro que nada ocurre por azar.
El la beso y ella le correspondió, fue un instante muy dulce.
No hubo más que eso tampoco había deseo de acelerar nada.
El es un caballero y en eso radica su atractivo.
El teléfono sigue sonando, se han encontrado en otras ocasiones, una amistad interesante sin ningún tipo de presión ni etiqueta, quizás es lo que necesitan, saber que uno está cerca del otro, pero cada uno un universo que se mueve a distinto ritmo y solo convergen cuando comparten cosas pequeñas.